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lunes, 29 de octubre de 2012

TRADUCCIÓN: FÁBULA CHINA

A continuación va la traducción que hice de un cuento aparecido en el sitio de la BBC sobre una autora china que ha escrito un libro de gran éxito con reflexiones actuales sobre el pensamiento de Confucio.



Una antigua fábula china cuenta que en un pueblo vivía una niña muy pobre. Su padre había muerto y a duras penas se ganaba el sustento fabricando artesanías junto a su madre.  Siempre se sentía que era menos que los demás ya que no tenía ni hermosas vestimentas ni joyas preciosas y solamente vestidos pobres  y deslucidos.
Cuando la joven cumplió dieciocho años, la madre la sorprendió con un regalo para las festividades de año nuevo: le dio veinte monedas para que se comprara algo para ella.
Muy contenta salió de la casa con el dinero cuidadosamente empuñado en su mano.  Evitando las  multitudes se dirigió a una tienda.
Pensaba que todas las personas que veía en la calle vivían mejor que ella y que probablemente ella era la persona más humilde del pueblo.  Pasó a su lado el muchacho que ella amaba y se preguntó quién sería la muchacha que tendría la suerte de bailar con él esa noche en la fiesta.
Sumergida en sus pensamientos llegó a la tienda.  Entró y se detuvo asombrada frente al brillante despliegue de adornos para el cabello, de sedas multicolores, que cubría el mesón.
La vendedora se dirigió a ella diciéndole: “Qué hermosa te verías con esta flor verde agua en tu pelo”.  Al observar que su precio era de dieciséis monedas, la joven pensó que no podía comprarla.  Pero la vendedora le había prendido  el adorno en los cabellos y le había acercado un espejo.
Quedó sorprendida frente a la bella imagen que vio en el espejo.  Nunca pensó que una flor podría producir una transformación tan grande.  Ya no titubeó más, compró la flor y recibió el cambio de cuatro monedas.  Entusiasmada, salió rápido de la tienda y en su apresuramiento tropezó con un anciano que en ese momento entraba. No se detuvo para disculparse, aunque éste quizás algo le dijo. Sin importarle,  caminó rápido hacia su hogar.
Pronto llegó a la calle principal y sintió que todos la miraban, que todos hablaban de ella con sorpresa.  Nadie sabía que en el pueblo viviera una niña tan hermosa.
Se encontró con el muchacho a quien ella amaba en secreto y él le pidió que le concediera el gran honor de bailar con ella en la fiesta de esa noche.
La muchacha no cabía en sí de gozo. Con las cuatro monedas que aún le quedaban, decidió comprarse algo más para la fiesta y volvió apurada a la tienda.  El anciano le sonrió y le dijo:   “Sabía que volverías.  Cuando tropezaste conmigo se te cayó la flor”.
 





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