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domingo, 6 de abril de 2014

Manjar blanco (Dulce de leche) con leche evaporada en microondas

En el exilio en Inglaterra se echaban de menos tantas cosas de Chile, uno se la pasaba con nostalgia, comenzando por la vida que uno siempre había conocido y que nunca más volvería a tener. Los amigos. Los parientes. Se echaba de menos la fruta, las verduras, los mariscos, los pescados, los porotos granados, las empanadas y para qué sigo.  Hacíamos empanadas de horno algunos fines de semana comenzando con el pino el sábado. Gran empresa en que me ayudaban las hijas, especialmente la Alexandra.  El manjar blanco era otra exquisitez de estos lados que no se encontraba allá en ninguna parte. La primera vez que hice manjar blanco en Belmont House lo preparé siguiendo una receta de un libro de cocina chileno, con leche fresca, esa gloriosa leche inglesa que repartía el lechero todos los días, dejando las 2 pints or three pints a la puerta donde nadie se las robaba.   Me demoré 3 horas en hacerlo, quedó riquísimo, pero qué trabajo!  En Escocia se prepara fudge, y vi en un libro que se podía preparar con leche evaporada.  Pensando que un tarro de leche evaporada rinde 1 litro de leche al mezclársele agua, deduje que podía adaptar la receta chilena que pedía un litro de leche más 250 g de azúcar.  También la receta escocesa decía que el fudge se podía preparar en microondas.  Calculé el tiempo de cocción del manjar en el microondas y me resultó un manjar fantástico.  La siguiente es más o menos la receta a la que llegué, pero he visto que en Argentina donde el dulce de leche es tan delicioso, le agregan bicarbonato y manteca, es decir, mantequilla.  Así lo preparé hoy.

Manjar blanco (Dulce de leche) con leche evaporada en microondas

1 tarro de leche evaporada
1 taza (250) azúcar
1 cuch. té bicarbonato
1 cuch. té esencia vainilla
1 cuch. sopera rasa mantequilla


En un bol grande se coloca el azúcar y se calienta a fuego mediano 3-5 minutos.  Se agrega la leche evaporada y se revuelve bien hasta disolver el azúcar.  Se coloca al microondas por unos 3 minutos a fuego fuerte, se le agrega el bicarbonato, se revuelve bien, se vuelve al microondas y  se cuece unos 15 minutos a fuego medio.  Se vigila para que no se rebalse, y se revuelve cada 5 minutos.  Colocar el disco de vidrio para que no se rebalse la leche (comprado en Inglaterra). --Un “tip” es colocar bolitas de vidrio, o un plato, al fondo del bol para que estén saltando continuamente y así prevenir que la mezcla se rebalse--.  Al final, se sabe que está listo si al pasar una cuchara de madera la mezcla alcanza a separarse y se ve el fondo del tiesto. Cocer de a 3 minutos si no está listoUna vez listo agregar la vainilla y la mantequilla y revolver por unos 5 minutos. En general, las recetas no incluyen este último revolver. Salen como 300 ml de manjar blanco.  Se vierte en un frasco bien limpio que se ha colocado previamente en horno convencional por unos 5-15 minutos a fuego mediano para que se esterilice.

sábado, 5 de abril de 2014

CALLES

Ordenando el bolso verde con la imagen de un gato, regalo de Tania, donde guardo, y traslado, conexiones de computadoras, máquina fotográfica, banda ancha, TV, etc., encontré la siguiente poesía que tenía olvidada entre tanto cable.  La leí, es mía, y me impresionó, como a veces pasa volviendo a mirar algo que uno ha producido - y que ha olvidado:

CALLES
Muchas veces después he salido a buscarte
en lo alto de los edificios
contemplando las nubes que pasan
solitaria en una llanura inmensa
la luz que se filtra entre hojas
los pastos corriendo que el viento persigue
                                                                                      y sólo estuviste a ratos
Cae la noche y avanzo
entre gente  y miríadas
de bicicletas
desplazándose indiferentes por las veredas
en tu cama silencioso aguardas
el árbol de cristal  empañándose
habrá que
elegir tu ataúd  hacer los preparativos para tu funeral comprarte la tumba
mis ojos se hieren con los reflectores               necesito cerrarlos
los pastos prosiguen su huida, las hojas sobresaltadas en lo alto
pasaré a comprar algo de carne y luego a las verduras
las paltas están bonitas  las chirimoyas no tardan
                                                                                 la calle demasiado brillante

viernes, 4 de abril de 2014

Camarones Thai

El jueves nos reunimos en mi casa  a compartir literatura con la Miru, Carmen Gloria, Annemarie, y Regina, como nos reunimos muchos jueves en distintas casas a conversar sobre libros, en que los temas van desde literatura, filosofía, pasan por el acontecer político del momento, los diarios afanes y llegan muchas veces al compartir de recetas. 
Ese día me tocaba a mi preparar el plato de fondo.  Hice la receta de camarones a continuación, parte invento, que serví  con arroz basmati y una ensalada de champiñones con hojas nuevas de espinaca que trajo Annemarie y estuvo deliciosa.
El postre era leche asada de la Flor, que trajo Carmen Gloria, muy rico.  La Miru puso jugos, la Regina vino y maní con fruta seca.  El pisco sour lo hizo Alfredo.  Conversamos entre tantas cosas de la muerte luego de leer un librito precioso que la Miru encargó a Buenos Aires:  "El Pato y la Muerte" de Wolf Erlbruch, que acabo de encontrar en YouTube. Se lo presenta como un libro para hablar de la muerte con los niños. Estupendo para los adultos. Muy buena conversación.
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Camarones Thai

1 cebolla, 1 ajo, aliño completo, freir en un poco de aceite. Agregar
salsa de tomates
1 frasco salsa thai del Jumbo
3/4 taza coco rallado
agua hervida para tener una salsa cremosa
Hervir unos 15 minutos.

Saltar en un poco de mantequilla
1/4 kg camarones crudos (si no hay crudos, de los cocidos)
1 tarro de palmitos en rodajas

Agregar y cocer hasta que los camarones estén cocidos

Al final si se quiere agregar dos cucharadas de crema

Lo serví  con arroz basmati y una ensalada de champiñones con hojas nuevas de espinaca que trajo Annemarie y estuvo deliciosa.
El postre era leche asada de la Flor, que trajo Carmen Gloria, muy rico.  La Miru puso jugos, la Regina vino y maní con fruta seca.  El pisco sour lo hizo Alfredo.  Conversamos entre tantas cosas de la muerte y leímos un librito precioso de la Miru "El Pato y la Muerte" de Wolf Erlbruch.