TODAVÍA
El atardecer está sofocando las casas en la
colina.
Te busco.
Una ráfaga de viento barrió la avenida de
cipreses y se encaramó temblorosa hasta la cima del olmo
Te busco.
Nubes blancas y musculosas se sumergen en el
horizonte
y el mar deposita incesantemente
riachuelos en las rocas. Te busco.
Con las manos cubiertas de espuma yo
te busco.
Entre ondas perforadas de sonido congelado
y el aleteo invisible de insectos
sonrientes
yo te busco.
Mientras la inefable
soledad de la existencia
sigue arrojándose desde los despeñaderos yo te busco.
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